Como los seres humanos, exteriorizan su malestar con un comportamiento extraño, con gestos raros. Entre humanos nos enten-demos, pero ¿qué pasa cuando una mascota actúa de manera inusual? El perro da vueltas sobre sí mismo Habitualmente, querrá decir que se siente la mar de feliz, y la manera de exteriorizarlo es correr y dar vueltas sobre sí mismo. Estas vueltas son conocidas como zoomies. Pero ¡cuidado!, si el perro sigue insistiendo compulsivamente, como si quisiera atrapar su propia cola, puede ser un sín-toma de una enfermedad latente como una infección en el oído interno o incluso lesiones cerebrales o convulsiones. El perro se come sus propias heces En principio, no hay que preocuparse en exceso, pues es una actitud más normal de lo que se cree. Lo puede hacer, bien porque esté siguiendo una dieta especial y tenga ham-bre, bien porque esté aburrido en casa o porque sabe que no debe hacerlo en determinados lugares y prefiere elimi-nar las pruebas… De todas formas, no estará de más hacer una visita al especialista si mantiene ese comportamiento. Arrastra el culo por el suelo En ese caso, lo mejor es ir al veterinario, ya que puede te-ner lombrices intestinales o dificultades para vaciar sus glándulas anales. Come hierba o piedras Es otra señal de que algo no funciona. Lo habitual es que se deba a que se siente mal del estómago y quiera comer hierba o piedras para provocarse el vómito. El veterinario nos espera. El gato maúlla cuando es de noche y apagamos la luz Si sucede esto, nuestro gato está viviendo un epi-sodio de euforia nocturna. Los gatos son felinos que aman la noche y, en la oscuridad, se sienten cómodos para salir a cazar ratones, cuando estos salen de sus madrigueras. Sus maullidos simboli-zan gritos de celebración. Nos entrega un animal muerto Como si fuera una ofrenda, nuestro gato puede venir y dejarnos un ratón o un pájaro muerto que acaba de cazar. Para él, este gesto es una demos-tración de honor. Él se lo ha pasado bien cazán-dolo, pero solo lo hace para demostrarle al dueño que aún tiene el instinto de caza. Se frota contra nuestras piernas Si al llegar a casa, el gato nos recibe frotándose entre nuestras piernas, es una señal de felicidad y agradecimiento. Está contento de vernos, pero, a la vez, nos está marcando; está diciendo que aho-ra formamos parte de su círculo social y, cómo tal, nos deja impregnados sus pelos y su olor. Tiene ataques de locura y salta como poseído Los gatos son animales que exteriorizan de una forma muy peculiar su aburrimiento. Cuando lle-van todo el día encerrados en casa sin nada que hacer, puede ser que al llegar la noche, cuando se sienten más excitados, se pongan a saltar como lo-cos. Lo mejor es darles opciones de entretenimien-to. Pero, cuidado, que también puede ser una señal de que padezcan alguna infestación por parásitos externos o el síndrome de hiperestesia felina (un aumento anormal de sensibilidad en la piel). El ve-terinario sabrá qué hacer en estos casos. El conejo esparce su orina y sus cacas por varias zonas de su hábitat La jaula o el emplazamiento donde esté alojado el conejo se verá, desde un principio, rodeado de orina y excremen-tos del animal. Es una forma de marcar el territorio. Permanece inmóvil con la espalda encorvada Si lo encontramos en esta situación, y además rechina los dientes y tiene un comportamiento agresivo, lo mejor será llevarlo al veterinario. Si patalea con las patas traseras, será también otra señal de alarma. Nuestros peces nadan en vertical o contra el cristal Es una señal inequívoca de estrés. Si nadan de arriba abajo es porque no se sienten cómodos. ¿Las causas? Un acua-rio demasiado pequeño para ellos; superpoblación de pe-ces en un mismo espacio; agua sucia; o hay demasiados elementos en el acuario que no les permiten nadar con comodidad.