Conducir con chanclas, tacones o descalzo: ¿Por qué no deberías hacerlo?

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En verano conduce también con el calzado apropiado

En verano podemos acercarnos en coche a cualquier sitio, como tanto a la playa como a la ciudad y en función del sitio o evento al que nos dirigimos, escogemos una vestimenta y un calzado que vaya acorde. El problema es que no todo tipo de zapato (o la ausencia de él) es apto para conducir. ¿Conoces el peligro que supone no llevar el calzado adecuado durante la conducción? Te explicamos los peligros de conducir con chanclas, con tacones y descalzo.

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Los principales peligros de conducir con chanclas

1- El problema principal de las chanclas en la conducción está en que este tipo de calzado es muy inestable y podría engancharse en el pedal e impedirnos frenar ante un problema o incluso hacernos provocar un accidente.

2- Cualquier distracción al volante supone un riesgo y este es uno de ellos. Si en lugar de estar mirando a la carretera empiezas a mirar hacia los pedales para conseguir ponerte de nuevo la chancla, no prestarás tanta atención a tu alrededor y es más probable que cometas alguna infracción.

3- Es preferible que no te pongas chanclas para conducir porque podría suponerte una multa de unos 80€.

¿Por qué no conducir descalzos?

Ir descalzo es incluso peor, ya que pierdes parte de la superficie de apoyo que te dan los zapatos y sensibilidad con el pedal. Por tanto podrías tener problemas a la hora de acelerar o frenar, ya que no podrías ejercer tanta presión como la que consigues habitualmente con el calzado apropiado.

– Los pedales no están hechos para pisarse con los pies desnudos y podrían provocarte heridas o rozaduras si conduces descalzo durante mucho rato.

¿Y qué ocurre si conduces con tacones?

– Para empezar, es muy fácil que la punta del tacón se enganche en las alfombrillas del coche. Esto podría provocar que no pudieras reaccionar con rapidez y ocasionar un accidente.

– Los tacones hacen que tu pie esté muy rígido, por lo tanto, tus movimientos se vuelven más lentos y menos ágiles lo que nos provocará menos seguridad. Además, la suela suele ser resbaladiza y podrías dejar de pisar el pedal en cualquier momento sin querer.

– A causa de su rigidez, podrían tensarse los músculos de tus piernas llegándote a provocar un dolor punzante que podría distraerte de la conducción.

Por todos estos motivos deberías replantearte conducir de estas tres formas o de cualquier otra que pueda provocarte problemas al conducir. Escoge siempre un zapato cerrado o que sea muy estable y no corras riesgos si puedes evitarlos.

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