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Ticket y factura simplificada: ¿es lo mismo?

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Uno de los aspectos que da lugar a más confusión en el mundo de la contabilidad de pymes y autónomos es, sin duda, la definición de ticket y la de factura simplificada. Estos dos términos suelen utilizarse como sinónimos, pero ¿lo son realmente? En este post te damos la respuesta: lee con atención. 

¿Es lo mismo un ticket y una factura simplificada? 

La respuesta es sí, una factura simplificada y un ticket es lo mismo. 

Básicamente, un ticket es un comprobante de pago que se emite cuando un consumidor o usuario final realiza una compra. Se trata de ese ticket que te dan cuando realizas una compra en el supermercado, en una tienda ropa, en un cine… en el cual se especifica qué has comprado, cuál es el precio de cada artículo o servicio y cuál es el precio total de la compra. 

Sin embargo, desde la entrada en vigor del Reglamento de Facturación en 2013, Hacienda cambió el nombre a los tickets, que pasaron a llamarse facturas simplificadas. Aunque se trata de un simple cambio de terminología, puesto que las facturas simplificadas son iguales a los tickets y funcionan exactamente de la misma manera. 

Por lo tanto, lo realmente importante es que conozcas la diferencia entre una factura ordinaria y una factura simplificada o ticket, sobre todo en lo que a contabilidad se refiere. 

Diferencias entre una factura ordinaria y una factura simplificada o ticket

Las facturas simplificadas, como su nombre indica, son versiones pormenorizadas de las facturas ordinarias. Por lo tanto las diferencias entre las dos son las siguientes: 

  • En el ticket, normalmente, no se recogen los datos del receptor, sino solo los del emisor. En la factura figuran los datos de ambas partes. 
  • El ticket se entrega como justificante de un pago a un particular, mientras que la factura se entrega a empresas o autónomos y puede ser emitida aunque todavía no se haya efectuado el pago que recoge.
  • Solo determinados negocios pueden emitir facturas simplificadas siempre que no excedan los 3.000 euros, IVA incluido: minoristas y comerciantes, hosteleros, transportistas de personas y equipajes, aparcamientos de vehículos, peajes, tintorerías, servicios telefónicos y servicios de ambulancia. El resto, por lo general, está obligado a emitir facturas normales salvo que se trate de facturas rectificativas o si el importe no supera los 400 euros, IVA incluido. 

Llegados a este punto debes recordar una cosa: tu negocio no solo venderá productos y servicios, sino que seguramente también los compra o consume. Pues bien, tanto las facturas normales como los tickets o facturas simplificadas que tu negocio reciba como comprador pueden servirte para deducir gastos. 

Pongamos un ejemplo muy común: los tickets de aparcamiento. Si eres capaz de justificar este gasto de desplazamiento ante Hacienda, podrás deducírtelo. 

En este sentido debes saber que la factura simplificada, en muchas ocasiones, no basta como comprobante fiscal, ya que no suele incluir los datos del cliente. En cambio la factura completa es un documento que puedes incluir en tu contabilidad para deducirte el IVA a través del modelo 303, ya que cumple todos los requisitos formales para hacerlo. 

En cambio, con un ticket o factura simplificada como la de un aparcamiento no puedes hacer esto. Aunque sí puedes incluirlo en el modelo 130 para que conste como un gasto de tu negocio a cuenta de tu Declaración de la Renta.

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