Podría parecer que los tiempos que estamos viviendo, marcados por una crisis sanitaria, económica y social sin precedentes, no invitan a emprender. Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que están surgiendo nuevas necesidades, nuevos nichos de negocio que muchas personas están sabiendo aprovechar. Por ejemplo, está creciendo exponencialmente todo lo relacionado con la formación online o la ciberseguridad. Eso sí, antes de arrancar cualquier aventura empresarial hay que tener clara la importancia del plan de viabilidad de una empresa. Ahondamos en el tema en las siguientes líneas.
Se trata de hacer un análisis de la viabilidad del proyecto para que este gane en solidez y credibilidad, algo esencial si por ejemplo tienes que presentarlo a potenciales inversores.
En este documento tendrás que establecer las líneas generales de planificación, evaluación y control de los principales aspectos del negocio. Partiendo de la idea inicial y llegando hasta la puesta en marcha de la actividad. Hay que plasmar todas las cifras para conocer cuáles serían los costes, los ingresos y los beneficios. En definitiva, la rentabilidad del proyecto.
A modo de resumen, podemos decir que se trata de establecer el marco en el que se desarrollará el negocio, teniendo en cuenta el sector y el mercado. Para tratar de intuir la acogida que podría tener el proyecto entre los potenciales consumidores y usuarios.
A la hora de redactar el plan de viabilidad de una empresa, hay que tener en cuenta varios puntos:
El plan de viabilidad no tiene que ser excesivamente largo (40-50 páginas como mucho) y tiene que ser 100% objetivo además de transparente y conciso. La cautela tiene que ser la tónica dominante cuando se hable de estimación de ventas. Al valorar los gastos potenciales, hay que dejar cierto margen porque pueden aparecer imprevistos. Es decir, hay que tener en cuenta diferentes escenarios.
El contenido podría resumirse en los siguientes apartados:
Es esencial estudiar el mercado y a la clientela potencial. Es decir, el público objetivo al que se destinarán los productos o servicios. Se incluyen aquí aspectos como el volumen del mercado y la evolución de la demanda.
En el plan de viabilidad de una empresa habrá además que analizar el sector y la competencia. Conocer las tendencias, los productos de los competidores, su política de precios, sus canales de distribución o sus estrategias de marketing. También hay que tener en cuenta el entorno. Nos referimos a los factores económicos, sociales, políticos, geográficos, tecnológicos o ambientales que pueden influir, de forma directa o indirecta, en el desarrollo del futuro negocio.