En los últimos años, la gestión de riesgos se ha desvinculado de la idea tradicional y ha dado paso a una nueva forma de entender este término . A día de hoy, la gestión de riesgos es mucho más amplia, pues no solo se ciñe a la connotación negativa de amenaza y pérdida, sino que también se alinea con una connotación más positiva asociada a la oportunidad que surge de un “evento inesperado”.
Por tanto, este concepto de gestión de riesgos en el que las empresas y los emprendedores se enfrentan a la incertidumbre del futuro de su negocio, se vincula cada vez más a la cultura empresarial y a la estrategia . En este post, te contamos qué es la gestión de riesgos, qué tipos existen y los pasos que hay que seguir para tenerla en tu negocio…¡sigue leyendo!
¿Qué es la gestión de riesgos?
Cuando se hace referencia a la gestión de riesgos, se entiende como la suma de diferentes estrategias que ayudan a un empresario o emprendedor a identificar, prevenir y dar respuesta a acontecimientos inesperados que pongan en riesgo su labor. Es decir, sus operaciones internas, productivas y/o comerciales. Esta gestión de riesgos permite, además, prever lo que puede pasar en un futuro, por lo que ayuda a tomar decisiones más acertadas que eviten cometer errores que afecten a tu negocio.
Se puede decir, por tanto, que la gestión de riesgos empresarial favorece a que tu negocio prolongue su vida y perdure más en el tiempo, así como fortalecer la respuesta ante cualquier tipo de riesgo, aprovechar las oportunidades que puedan surgir de estos eventos inesperados o cuidar la imagen de tu empresa, entre otros propósitos.
¿Qué tipos de riesgos existen?
Existen varios tipos de riesgos a los que un negocio puede enfrentarse que pueden hacer peligrar la estabilidad de su negocio o de los que poder sacar una oportunidad. Estos son 5 riesgos a los que tu empresa debe prestar atención:
- Riesgos operacionales. Hacen referencia a la actividad de la empresa, por ejemplo, errores humanos cometidos en alguno de los procesos, sistemas mal estructurados o una estrategia mal implementada. Estos riesgos pueden afectar negativamente no solo a nivel operacional, que es donde surge el problema, sino a otros ámbitos del negocio como el productivo o el financiero.
- Riesgos financieros. Estos dependen de los cambios que se den externamente en este ámbito como son los cambios en el sector y en la demanda y competencia o en las tasas de interés, entre otros.
- Riesgos económicos. Este es uno de los riesgos más comunes porque recoge todas las decisiones de un negocio. Se debe considerar que cualquier inversión que se haga, puede no volver y por tanto, algunos aspectos como el retorno o la utilidad deben valorarse cuando se decide asumir este riesgo.
- Riesgos sociales. Cuando quieres emprender un proyecto, debes hacer un análisis del entorno, de dónde te encuentras, así como del poder adquisitivo de la sociedad a la que te diriges para conocer si ese posible público se adecúa a sus necesidades, nivel económico y expectativas. Si no lo haces, puedes correr el riesgo de no llegar a las ventas propuestas.
- Riesgos legales. La ley puede cambiar en cualquier momento y puede influir directamente en determinados aspectos de tu producto. Por ello, para evitar cualquier problema legal con instituciones reguladoras, es importante tener en regla todos y cada unos de tus procesos para garantizar que cumplen con las normas de calidad vigentes.
Estas son algunas de las categorías de eventos a los que tu empresa se puede enfrentar de forma inesperada y que debes tener en cuenta para prepararte en caso de que ocurran.
¿Qué pasos hay que seguir para implementar la gestión de riesgos en tu negocio?
Para adoptar un sistema de gestión de riesgos en tu negocio y estar preparado para cualquier inconveniente que pueda surgir, debes seguir los siguientes pasos:
- Identifica el tipo de riesgos que pueden afectar a tu empresa. Cada negocio es diferente, por lo que debes saber a qué tipo de riesgos puedes enfrentarte según el tipo de actividad que lleves a cabo.
- Haz una lista de prioridades. Debes reconocer los riesgos y preparar un mapa de gestión de riesgos para saber cómo actuar ante ellos.
- Evalúa la situación de tu compañía. En este punto, debes evaluar las medidas, hábitos y protocolos que existen internamente en tu empresa que causen dichos riesgos para establecer cómo evitarlos.
- Diseña protocolos claros. Es un paso fundamental, ya que estos protocolos determinarán la forma en la que deben actuar en acontecimientos concretos todas las personas involucradas.
- Lleva a cabo simulacros de riesgos. De esta forma determinarás si tus rutas de acción son exitosas o si debes reorganizar tus protocolos para que estos funcionen correctamente en el momento de la verdad
- Comunica tu plan de acción. Una vez establecido un plan de acción, se debe repartir un manual a todos los colaboradores para que estén al tanto de las acciones que deben llevarse a cabo.
- Monitorear tus resultados. Los protocolos deben estar abiertos a cualquier cambio, ya que según se desarrollen los acontecimientos en cada industria, puede que haga falta adaptarse a nuevas eventualidades.