Si eres nuevo en el mundo de los autónomos es posible que te suenen dos conceptos bastante utilizados como el de estimación directa y estimación objetiva. Son dos maneras de tributar los rendimientos económicos de tu negocio. En el primero de ellos puedes elegir entre la estimación directa normal o simplificada. Vamos a explicarte en qué consiste.
Cuando te das de alta como autónomo, existen dos maneras de declarar el IRPF: la estimación directa y la estimación objetiva.
Una de las primeras cosas que haces es elegir la actividad en la que vas a desarrollar tu negocio, lo que eliges en el Impuesto de Actividades Económicas (IAE). En esa solicitud también debes elegir el régimen en el que vas a declarar tus impuestos.
El régimen de estimación objetiva funciona con un sistema de módulos, pero, salvo que tu negocio indique específicamente que se desarrolla con este sistema, el que utilizarás será la estimación directa.
Dentro del sistema de estimación directa existen dos opciones: la estimación directa normal o simplificada. Según la que elijas, repercutirá de diferente manera en tu declaración de IRPF. Tienen diferentes normativas, por lo que resulta muy conveniente conocer las diferencias entre una y otra, antes de elegir por cual regirse.
La gran diferencia entre la estimación directa normal y la estimación directa simplificada, es que la simplificada tiene muchas menos obligaciones contables. Todo autónomo debe llevar un control de su contabilidad.
Viéndolo así, ¿quién optaría por un sistema más complejo, pudiendo elegir un sistema sencillo? Para elegir el sistema simplificado, deben cumplirse unos requisitos:
Si tu volumen es menor al indicado, puedes elegir entre la estimación directa normal o simplificada. Si cambias el método normal por el simplificado, debes permanecer 3 años con él, como mínimo.
Vamos a ver las diferencias más notables entre la estimación directa normal o simplificada.
El inmovilizado es el material que compras para realizar tu trabajo y que vas a utilizar por más de un año. Un ejemplo, si tienes una tienda, es la caja registradora, un ordenador o la furgoneta para repartir los pedidos.
Son herramientas que no son de un único uso y que vas a utilizar y a amortizar con el tiempo, por lo que no pueden imputarse como gasto en el año en que se compran.
La manera de llevar las cuentas es una de las grandes diferencias entre la estimación directa normal y la simplificada.
Ahora ya sabes cuál elegir cuando debas decidir entre la estimación directa normal o simplificada. Normalmente, los nuevos emprendedores eligen la opción simplificada para que la contabilidad no les quite mucho tiempo y puedan centrarse en el negocio.