Durante el embarazo, es normal que la mujer padezca distintos cambios hormonales. Algunos de ellos se pueden producir de forma general en todo el cuerpo, algunos otros de manera local, como las varices vulvares. En este post te contamos qué son, algunos síntomas de alerta y el tratamiento adecuado para este tipo de venas dilatadas situadas en la región de la vulva y el perineo.
Las varices vulvares, también llamadas varices genitales, son venas que se dilatan en la zona de la vulva, la vagina y el perineo. Normalmente, se forman a partir de la semana 20 del embarazo y aparecen por la aparición de varices en la pelvis.
Estas afecciones en la piel tienen un aspecto similar a las que aparecen en las piernas: se trata de pequeños abultamientos de color azulado en la zona genital femenina.
Las varices vulvares surgen por diversos factores, como:
Las varices vulvares no siempre provocan síntomas, aunque a medida que avanza el embarazo pueden aparecer algunas molestias debido a que estos abultamientos aumentan su tamaño.
Algunos de los síntomas que se pueden presentar a causa de las varices genitales son:
Cabe resaltar que estos síntomas incrementan con el calor, por ejemplo, en época de verano o durante el periodo menstrual.
Existen remedios caseros para aliviar los síntomas que producen las varices genitales. No obstante, lo ideal es acudir con un especialista para evaluar el tratamiento, como medicamento o cremas, según las condiciones del embarazo y estado de salud de la futura madre, así como tener en cuenta los riesgos que se deben asumir.
Si te preguntas sobre la prevención de este tipo de varices, es posible implementar algunas acciones en la rutina diaria, como:
La aparición de varices vulvares también pueden ser algunos de los miedos en el embarazo, principalmente si crees que esta afección puede generar problemas a tu bebé de forma directa o puede ser una complicación en el parto, pero no es así. Las varices vulvares únicamente causan molestias en la zona, por lo que es necesario tratarlas de manera oportuna.
Si esta situación te provoca ansiedad durante esta etapa, nuestro mejor consejo es pedir ayuda profesional para equilibrar tu calidad de vida y la de tu bebé.