Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son un grupo de trastornos psiquiátricos caracterizados por cambios en la conducta alimentaria ante la ingesta alimentaria y/o aparición de comportamientos encaminados a controlar el peso.
En concreto, la bulimia nerviosa es un TCA en el que una persona presenta episodios de ingesta exagerada de alimentos en periodos cortos de tiempo, acompañados de conductas compensatorias inapropiadas de manera repetida que eviten el aumento de peso por los atracones. El malestar físico pone fin al atracón, que a menudo va seguido por sentimientos de culpa, depresión o disgusto con uno mismo.
Este tipo de trastorno se asocia síntomas como intenso malestar emocional, daños para la salud y dinámicas conductuales impulsivas. Por ello, las personas pierden el control de lo que están haciendo y así los proyectos a largo plazo se ven frustrados. Todo causado por el simple hecho de vivir en una espiral de sobrealimentación, atracones y purgas, momentos de ansiedad y fuerte tristeza asociada a una baja autoestima.
Podemos encontrar los siguientes tipos de bulimia:
Los tipos de bulimia también se pueden asociar al tipo de perfil de las personas que sufren este trastorno:
De una manera general, podemos encontrar las siguientes fases en dicho trastorno:
La persona con bulimia trata de planificar o seguir una alimentación cada vez más restrictiva con el objetivo de perder peso. Así, intenta controlar su alimentación y su dieta en constante vigilancia y preocupación.
Así, llega un momento que la persona pierde el control como respuesta a un estrés emocional y se produce el atracón, normalmente de alimentos completamente excluidos de la dieta.
A continuación, el sentimiento de culpa invade al paciente, el cual se arrepiente de la ingesta anterior y busca recursos para evitar ganar peso. Habitualmente, esta conducta compensatoria consiste en expulsar lo ingerido, de manera genérica, mediante la introducción de los dedos en la boca. Otro tipo de conductas que pueden realizar las personas es recurrir a la ingesta de laxantes o la realización de ayunos.
Después de estos procesos, la persona se mantiene en un estado de preocupación y vigilancia, una etapa asociada a un sentimiento de malestar. Durante esta fase, los pensamientos rumiativos es más común que puedan aparecer.
En conclusión, la bulimia es un trastorno alimentario reconocido. Aunque cada situación es muy diferente y los síntomas pueden variar según la personalidad del paciente, es importante acudir siempre a un centro especializado para evaluar cada caso, obtener un diagnóstico correcto y recibir un tratamiento adecuado e individualizado para cada situación.
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