Entre las preocupaciones de cualquier mujer embarazada se encuentra, sin duda, la salud de su bebé. Posibles enfermedades que pueda padecer, trastornos genéticos que pueda presentar, etc. En este sentido, el test prenatal no invasivo que, tal y como su nombre indica, no supone peligro ni para el feto ni para la madre, es una de las opciones más demandadas y eficaces. Continúa la lectura de este artículo para conocer más al respecto.
Un test prenatal no invasivo (TPNI) es una prueba tiene como objetivo detectar si existe algún tipo de riesgo de carácter genético que pueda afectar al feto cuando nazca.
Este examen se realiza mediante el análisis de fragmentos de ADN que circulan en la sangre de la madre. Es importante señalar que también se le conoce como ADN fetal libre, puesto que está compuesto de las células de la madre y de células de la placenta.
Hacer esta prueba permite observar anomalías cromosómicas y otorgar conocimiento sobre el estado actual del bebé. Además, este tipo de test prenatal es muy preciso, con índices de detección de hasta el 99% y no conlleva ningún riesgo para la madre o el feto, en comparación con otras pruebas.
Es necesario que este test se realice entre la semana 10 y 12 de embarazo, puesto que los análisis de sangre de la madre darán un resultado más fiable. Se aconseja hacer el TPNI solo si se cumplen algunos de estos supuestos:
Los resultados del TPNI normalmente están disponibles de 5 a 7 días después de haberse realizado, aunque esto depende de las condiciones de salud y de la técnica o logística de la clínica encargada.
Sobre los resultados del test prenatal no invasivo es importante tener una idea o noción sobre lo que se podría expresar en el informe:
Antes de realizar un test prenatal no invasivo es preciso que el médico evalúe las circunstancias para que la madre pueda estar en completo control y vigilancia. Esperamos que con este artículo hayas podido despejar algunas dudas respecto a esta prueba.