El sangrado por implantación se presenta una o dos semanas después de la fecundación (3-4 semanas de gestación). Se trata de un manchado o sangrado leve y es completamente normal, aunque es posible confundirlo con la menstruación (lo que puede ser una señal de que no estás embarazada), y puede generar un desajuste para determinar la fecha probable de parto. En cualquier caso, el sangrado por implantación ocasiona dudas y decaimiento emocional, por lo que en este artículo vamos a contarte todo lo que necesitas saber sobre este signo del embarazo.
Cuando el ovocito es fecundado por el espermatozoide en la trompa de Falopio, se forma el cigoto. Este sufre un proceso de segmentación (divisiones), formándose la mórula y posteriormente el blastocisto (a los 5-7 días de la fecundación), que va avanzando a lo largo de la trompa de Falopio hasta llegar al útero. Es en este estadio embrionario en el que se produce la implantación en el útero materno.
La implantación es el proceso en el cual el embrión se adhiere y penetra en el endometrio para continuar ahí su desarrollo. En esta invasión se produce la rotura de pequeños vasos del epitelio endometrial, que puede conllevar sangrado, denominado sangrado por implantación. Este se produce unos 10-14 días después de la fecundación y es normal, aunque puede dar lugar a confusión.
Este sangrado suele ser en cantidad menor a una regla, de color marronáceo o rosáceo y de duración variable, desde unas horas a unos días.
El sangrado por implantación puede ser un signo del embarazo, ya que significa que el embrión se ha adherido a la pared del útero para continuar con su desarrollo. Sin embargo, puesto que implica un sangrado o manchado, también puede asociarse con la menstruación, lo cual es indicativo de lo contrario. Por lo tanto, es normal que puedan surgir dudas.
Entonces, ¿cómo diferenciar si se trata de un sangrado por implantación o de la regla? Una prueba de embarazo o la visita al médico son las mejores formas de confirmar tu embarazo, aunque hay algunas diferencias entre un sangrado y otro:
Lo habitual es que las mujeres solo sangren cuando tienen la menstruación. Sin embargo, también es posible manchar un poco durante la ovulación debido a la rotura del folículo ovárico que libera el ovocito en cada ciclo menstrual o al final de la fase lútea (2ª fase del ciclo menstrual, que abarca los 14 días previos a la menstruación) por insuficiencia del cuerpo lúteo, que provoca una caída del nivel de la progesterona y como consecuencia descamación del endometrio (menstruación).
Por lo tanto, se puede sangrar ligeramente tanto cuando se está embarazada como cuando no, así que es recomendable hacerse un test de embarazo en caso de sospecha, pues un sangrado previo a los días de la menstruación no significa necesariamente que se trate de un sangrado por implantación.
En el primer trimestre de la gestación se puede producir sangrado por muchos motivos. Los más frecuentes son el sangrado por implantación, el sangrado por hematomas retrocoriales, por abortos o gestaciones ectópicas.
La clínica predominante de estos diagnósticos suele ser similar, y requieren de un examen ginecológico para diferenciarlos, no obstante, intentaremos daros algunas menciones para ayudaros a diferenciar unas causas de otras.
El sangrado por implantación, por lo tanto, puede ser un signo del embarazo: