Durante el embarazo puedes observar muchos cambios en tu cuerpo, entre ellos aumento de peso, náuseas, incremento del ritmo cardíaco, mayor apetito, y alteraciones del olfato y del gusto. Pero entre los signos menos conocidos, puedes observar congestión, goteo y hemorragias nasales derivadas del aumento del flujo sanguíneo.
Aunque es uno de los síntomas menos conocidos, el sangrado de la nariz en el embarazo es muy común. Descubre cómo sucede, y cómo puedes evitarlo y detenerlo.
Uno de los cambios no visibles, pero más significativos en el embarazo, ocurre a nivel cardiovascular y es el aumento de volumen sanguíneo que se inicia alrededor de la sexta semana de gestación.
El aumento del volumen sanguíneo durante el embarazo es normal y tiene como objetivo proporcionar suficientes nutrientes y oxígeno para el crecimiento saludable del feto y de la placenta.
Entre las consecuencias de este aumento de volumen de sangre en nuestro cuerpo encontramos la inflamación de las encías y más presión que puede propiciar la rotura de los vasos capilares de la nariz con mayor facilidad.
Al haber mayor flujo sanguíneo y presión puedes tener hinchazón, sequedad, goteo, hemorragia y congestión nasal similar a cuando tienes resfriado. Estos síntomas pueden aparecer hacia el final del primer trimestre y continuar hasta después del parto.
Existen técnicas para mantener las fosas nasales más hidratadas, evitando la sequedad que provoca los sangrados de nariz durante el embarazo. Todas ellas puedes realizarlas sin preocupación durante el embarazo, aunque siempre te recomendamos que consultes con tu ginecólogo si estos sangrados se vuelven habituales.
Para evitar grandes hemorragia nasales durante el embarazo, prueba a:
Existen algunos factores que pueden aumentar la incidencia de las hemorragias nasales durante el embarazo y que debes evitar, como son la exposición al frío, al humo o sufrir alergias que provocan más congestión y goteo de la nariz.
Cuando haya hemorragia nasal, intenta pararla aplicando presión sobre la nariz durante 10 minutos. Para ello utiliza el pulgar y el índice o bien una compresa fría para cerrar ambas fosas nasales. Respira por la boca y permanece sentada y erguida con la cabeza inclinada hacia adelante para que la hemorragia se detenga con más facilidad.
Cuando haya pasado un tiempo, suénate suave la nariz para eliminar los coágulos sanguíneos que se hayan quedado fijados en las fosas nasales.
Si tienes sangrado de la nariz durante el embarazo no debes preocuparte ya que no es un síntoma grave ni tendrá consecuencias para el bebé.
Normalmente este síntoma, que las embarazadas relacionan como una molestia, desaparece después del parto. Sin embargo, si observas que incluso con los consejos que te hemos dado la hemorragia no cesa, es abundante y no te deja descansar correctamente por la noche, acude a tu médico de confianza para que te proporcione un remedio.