El sueño del bebé es una de las grandes preocupaciones de las madres y de los padres. Ver cómo no consigue dormirse por mucho que lo intentemos puede acarrear muchos dolores de cabeza y horas de descanso perdidas.
El sueño es un proceso fisiológico que implica una disminución de la conciencia y de la reacción a estímulos externos o elementos del contexto. Los recién nacidos tardan un tiempo en desarrollar un horario de sueño porque necesitan desarrollar sus ritmos circadianos.
El neonato no nace con la capacidad de diferenciar la noción de noche y día. Por este motivo, es importante que los padres aprendan y enseñen a pautar unos hábitos de sueño correctos para que el bebé, cuando llegue su momento, duerma de un tirón, solo en su cuna y con los mínimos despertares nocturnos.
Durante el primer mes, los bebés pasarán alrededor de 16 horas durmiendo durante el día. Este ritmo suele ocurrir en forma de siestas de tres o cuatro horas espaciadas uniformemente entre las tomas. No obstante, resulta fundamental que el bebé duerma durante el día.
Así mismo, también es importante que los bebés duerman lo suficiente durante la noche. De lo contrario al día siguiente se dormirán fueran del horario habitual.
La falta de sueño en un bebé puede ocasionar los siguientes problemas emocionales:
Pero además, la falta de sueño continuada puede alterar el estado de ánimo y las capacidades motoras y cerebrales en los niños. En consecuencia, si esta falta de sueño se prolonga en el tiempo puede producir: déficit de memoria, falta de autocontrol y de atención, bajo rendimiento moto, disminución de reflejos y baja tolerancia a la frustración. Todo ello puede generar problemas en el aprendizaje a largo plazo.
Como hemos mencionado en apartados anteriores, un buen descanso en la infancia resulta fundamental para un desarrollo de los bebés sano, pues ayuda a mejorar la memoria y la maduración cerebral, su desarrollo y forma física ayudándolos a tener un peso saludables, así como fomentar el desarrollo de la creatividad.
Un estudio longitudinal llevado a cabo por la Universidad de Bristol, reflejó que aquellos niños que se despertaban frecuentemente durante la noche de forma rutinaria estaban asociados a tener experiencias psicóticas en la adolescencia y que los niños que dormían por periodos cortos durante la noche se acostaban tarde, tenían mayores problemas de desarrollar un trastorno límite de la personalidad en la adolescencia.
No obstante, el objetivo de este estudio no es alarmar a las familias, sino más bien poder prevenir la aparición o tratar a tiempo los trastornos mentales.
Por todo ello, es muy importante que los niños cumplan con una rutina de sueño y con una serie de recomendaciones para que puedan dormir y cumplir las horas de sueño.
Es importante tener en cuenta que algunos niños duermen del tirón y otros no dormirán del tirón hasta pasado algunos años. Sin embargo, el sueño tiene que ser algo muy importante para toda la familia. Ahora más que nunca, está claro que dormir bien, es salud. No obstante, si tienes cualquier duda no dejes de consultar a tu pediatra.