Es posible que hayas escuchado hablar de la importancia del masaje perineal en el embarazo pero, ¿es cierto que su realización resulta tan beneficiosa para la mujer en los momentos antes del parto?
Si tú también has leído sobre este tema pero no sabes qué es exactamente y cuándo llevarlo a cabo, no te preocupes, ya que en este post te resolveremos las principales dudas y te diremos si realmente es efectivo que lo pongas en práctica o no.
Este masaje se puede considerar una técnica preventiva para evitar problemas en los partos vaginales. Además o por otro lado, tanto el embarazo como el parto, pueden debilitar nuestro suelo pélvico provocando así incontinencias urinarias, entre otras cosas, y este tipo de masajes puede evitarlo.
El masaje perineal tiene como objetivo dotar de elasticidad a los músculos y así evitar desgarros durante el parto o lo que se conoce como episiotomía, es decir, agrandar de manera quirúrgica el canal del parto para facilitar el mismo. Además, su práctica asegura un postparto menos doloroso y una recuperación más rápida de la zona del perineo.
Lo ideal es empezar a hacerlo unas seis semanas antes de la fecha del parto, así que a partir de la semana 34 ya te puedes plantear el incluirlo en tu rutina diaria.
Antes de hacerte el masaje, hay una serie de consejos que puedes seguir para asegurarte que su realización se lleva a cabo correctamente:
Estas consideraciones previas te ayudarán a disfrutar más del masaje y a realizar este con total seguridad. Con todo esto controlado, es el momento de ver el paso a paso:
En total, el masaje puede durar alrededor de 4-5 minutos y se recomienda que se lleve a cabo de manera diaria, eso sí, siempre que no se tenga algún tipo de infección urinaria o que tu ginecólogo no te lo recomiende.
Por último, es importante recalcar que el masaje perineal no tiene que causar ningún dolor, por lo que si experimentas molestias al realizarlo lo mejor es que pares y que consulte con tu ginecólogo los motivos de estas dolencias.
Como ves, el masaje perineal en el embarazo es una técnica muy positiva para evitar complicaciones en el momento del parto, así que te recomendamos que lo incluyas dentro de tu rutina una vez estés, como mínimo, en la semana 34 del embarazo para que puedas disfrutar de sus beneficios.