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Embarazo a los 40: todo lo que debes tener en cuenta

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La edad media de las madres al tener el primer hijo no ha hecho más que subir en los últimos años. En 2020, las mujeres que fueron madres por primera vez tenían, de media, 32,3 años, una décima más que el año anterior y 2 décimas y media más que en 2010. Además, como muestra la última encuesta del INE sobre indicadores demográficos básicos, en los últimos años se ha retrasado la edad de la maternidad, pues el número de nacimientos de madres de 40 o más años ha crecido un 41,1% en 10 años. En este post te contamos más sobre el embarazo a los 40

Embarazo a los 40: cada vez más habitual

El embarazo a los 40 es un hecho cada vez más frecuente. Mientras que en 2010 sólo el 5% de los nacimientos fueron de madres de 40 años o más, este porcentaje se elevó al 10,2% en 2020. 

Una de las razones para este retraso en el estreno de la maternidad es la búsqueda de estabilidad laboral. Cada vez más mujeres esperan para ser madres hasta lograr cierta solidez en su desarrollo profesional, lo que a menudo las lleva hasta bien entrados los 30 años.  

Esto provoca un embarazo a los 40, perfectamente controlable gracias a los avances científicos actuales, que también permiten prever las posibles complicaciones. Aun así, es importante ser consciente de los riesgos de un embarazo a esta edad

Las dificultades de un embarazo a los 40

Menos probabilidades de embarazo 

A partir de los 40 años se reducen las probabilidades de quedar embarazada, pues los folículos (las estructuras que contienen los óvulos) disminuye con el paso de los años. Cada mujer nace con un número determinado de ellos, aproximadamente 1 millón, pero a partir de entonces la cantidad y calidad se reducen, degenerándose, lo que hace que no lleguen a madurar el óvulo. 

Esto hace que, a partir de los 40 años, las probabilidades de lograr un embarazo de forma natural sean solo de un 5% en cada ciclo, y de un 1% a partir de los 45. 

En cuanto a los hombres, la calidad del esperma también se reduce a partir de los 40, encontrando más alteraciones en el ADN a partir de esta edad. 

Riesgos de un embarazo a los 40

Es frecuente que los óvulos a los 40 años sean de más baja calidad, con algunas alteraciones en el número de cromosomas. Si un óvulo de estas características es fecundado puede formarse un embrión al que falte o sobre algún cromosoma, como es el caso del síndrome de Down, en que hay un cromosoma adicional. El riesgo de síndrome de Down aumenta exponencialmente a partir de los 35 años, por lo que es un riesgo considerable en un embarazo a los 40.

También pueden darse otras alteraciones cromosómicas, que acostumbran a provocar que el embarazo no progrese, produciéndose un aborto espontáneo. En un embarazo a los 40 el riesgo de aborto aumenta en un 50%, pero con un buen control pueden detectarse los riesgos y minimizarlos.

Existen algunas complicaciones que, aunque pueden producirse a cualquier edad, es más posible que se den en un embarazo a los 40. Son las siguientes: 

  • Diabetes gestacional, tanto de la madre como del feto. 
  • Preeclampsia. Hipertensión arterial y niveles elevados de proteína en la orina.
  • Placenta previa. Placenta en posición más baja de lo normal, o abrupta,  desprendimiento de la placenta. Ambas situaciones dificultan el parto vaginal. Esto, unido a que a partir de los 40 las contracciones pueden no ser tan eficaces, aumenta la probabilidad de parto por cesárea.
  • Parto prematuro. Se calcula que un 10% de los embarazos a los 40 concluyen antes de tiempo, por el riesgo de enfermedades, como diabetes o tensión alta, que pueden obligar a adelantar el nacimiento.

Precauciones antes de un embarazo a los 40

Por todo ello, si quieres quedarte embarazada a los 40, debes realizarte previamente un chequeo completo, que descarte patologías que podrían complicar la gestación. 

Además, las revisiones durante el embarazo a los 40 deberán incluir estos controles

  • Tensión arterial y nivel de glucosa. Permite detectar la diabetes gestacional y la preeclampsia.
  • Control de posibles patologías cardiacas, más frecuentes a esta edad.
  • Pruebas para el cribado del cáncer de mama, con mayor incidencia a esta edad.
  • Control del tiroides, relacionado con el metabolismo del yodo, clave en la formación neuronal del feto. 

Cómo lograr un embarazo a los 40

Si no logras el embarazo a los 40 de manera natural, existen otras opciones para conseguirlo: 

Donación de ovocitos

Gracias a los óvulos de donantes es más probable el embarazo a los 40, además de disminuir el riesgo de alteraciones cromosómicas. Puede generar ansiedad, pues la mujer debe entender que no se transmitirá su información genética.

Vitrificación de óvulos

Se congelan los óvulos de la mujer, para utilizarlos cuando quiera quedarse embarazada. Se recomienda congelarlos durante la segunda década, siempre antes de los 35, cuando los óvulos son de mayor calidad. 

Cribado genético preimplantacional (CGP)

Puede realizarse si existe indicación médica. Se trata de analizar si existen alteraciones cromosómicas, antes de implantar el embrión. Se lleva a cabo tras abortos de repetición o si la edad materna es avanzada. 

Vivir un embarazo a los 40

El impacto físico de un embarazo a los 40 también va acompañado de aspectos positivos. La estabilidad emocional puede ayudar mucho a vivir este momento que, aunque no exento de riesgos, es uno de los más placenteros a nivel personal. 

Para conseguir un embarazo a los 40 sano no olvides consumir pescado, frutas y vegetales ricos en ácido fólico, además de disminuir excitantes como el café. Si quieres ampliar información sobre los alimentos prohibidos durante el embarazo puedes consultar en el artículo enlazado.

También es recomendable realizar ejercicio físico, como yoga o pilates adaptado al embarazo, o simplemente pasear o nadar. Eso sí, siempre bajo supervisión médica. 

Lo más importante ante un embarazo a los 40 es que lo vivas tranquila, sin obsesionarte con tu edad, pues los riesgos existen con independencia de los años que tengas, y vivir esta etapa con miedo no te ayudará. Si tienes dudas, consulta a tu ginecóloga de confianza y te explicará cómo llevarlo de forma natural y saludable.

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