Conocer el desarrollo y bienestar del bebé dentro del útero es la ilusión de cualquier mujer embarazada. Es frecuente que durante el embarazo se realicen diversos ultrasonidos: uno de ellos es la ecografía de 20 semanas en la que se observa la morfología del bebé y nos permitirá saber si es niño o niña. Descubre en este post a qué se refiere este procedimiento y lo que se puede observar en él.
Una ecografía de 20 semanas, también llamada ecografía morfológica, normalmente se realiza en el segundo trimestre de embarazo. Es decir, entre las 18 y 22 semanas de gestación, que es el momento óptimo para identificar cualquier anomalía en el sistema del bebé.
En este estudio se puede observar la anatomía del feto, el cual ya mide unos 20 centímetros y pesa 0,25 gramos, aproximadamente. Su importancia es observar la formación de sus órganos vitales y detectar alguna malformación.
Se podría decir que esta ecografía es como la primera gran foto del bebé, en la que ya se pueden observar algunos órganos y una estructura general de su cuerpo. Cabe destacar que este estudio debe ser autorizado por la futura madre y su pareja a través de un consentimiento informado.
Otros factores que se pueden observar en esta ecografía son:
Es importante mencionar que esta ecografía se debe realizar por vía abdominal, debido a que se obtiene un mejor resultado visual en comparación a si fuera por vía vaginal.
Este tipo de procedimiento se reconstruye a través de imágenes de ultrasonido, que no son para nada dañinas para el bebé ni la madre. El tiempo de realización depende de las condiciones, pero aproximadamente dura entre 15 y 30 minutos.
Para que la futura madre pueda hacerse una ecografía no es necesario que esté en ayunas: únicamente se recomienda que no utilice cremas o algún otro producto sobre el vientre que pueda impedir la observación y detección oportuna.
Realmente se trata de un estudio sencillo que no causa ningún malestar. Aunque a veces pudiera resultar complicada a causa de otros factores como:
Al cumplir las 20 semanas, el desarrollo de los genitales del feto está completo, por lo que el médico especialista tiene la oportunidad de detectar el sexo del bebé, con una fiabilidad casi del 98%.
Como ya dijimos antes, una ecografía de 20 semanas es la oportunidad para conocer la morfología del bebé, principalmente para detectar alguna posible malformación y tomar el tratamiento o la decisión más viable.
Para contribuir en la tranquilidad y estabilidad del embarazo, un seguro médico familiar puede resultar una de las mejores opciones para hacer frente a posibles adversidades que pueda pasar el bebé.
Muchas mujeres optan por llevar el embarazo en centros de salud privados o en paralelo (sanidad pública y privada) y una de las razones principales son, precisamente, las ecografías. En la sanidad pública se realizan visitas de control y ecografías cada trimestre; en cambio, en un centro privado, todos los meses hay, al menos, una visita con el ginecólogo, además de ecografía. Un seguimiento que aporta gran tranquilidad a la futura mamá.