La biopsia intestinal es esencial para detectar determinadas enfermedades que afectan a la mucosa del intestino delgado, como la celiaquía, cáncer de intestino, el síndrome de intestino irritable o la detección de úlceras. Conocer el resultado de este examen ayudará a poder tratarlas. Te contamos en qué consiste una prueba de biopsia intestinal, las distintas técnicas que existen y cómo es su procedimiento.
La biopsia intestinal es un procedimiento en el que se extrae tejido para analizarlo con un microscopio y detectar las posibles alteraciones de las funciones intestinales. A pesar de ser invasiva, no es dolorosa gracias a la anestesia y a que cuenta con una sencilla recuperación.
Esta prueba se realiza para detectar diversas enfermedades relacionadas con la mucosa intestinal, ya que permite visualizar de manera directa la capa más interna del intestino. Es relevante para el diagnóstico de la afección, pero también para el seguimiento de la respuesta a los tratamientos.
La biopsia intestinal se utiliza para diagnosticar tumores malignos (cáncer), pero también algunas enfermedades digestivas, renales, así como una prueba clave para el diagnóstico de la celiaquía.
Existen dos técnicas diferentes para realizar la biopsia intestinal y el procedimiento es distinto en cada una de ellas. La elección de cuál utilizar depende del especialista que escogerá el más adecuado para cada paciente.
En ambas técnicas, las muestras de tejido obtenidas son enviadas a un laboratorio para poder realizarles distintos análisis que determinen si se presentan algunas anomalías, cuál es el tipo de composición que tiene el tejido y si es cancerígeno.
Tras la realización de esta prueba médica es habitual sentir algunas molestias. Inmediatamente después de la biopsia intestinal, algunos pacientes suelen sentir náuseas y vómitos, siendo recomendable no tomar los medicamentos con el estómago vacío.
Durante las primeras 24 horas es usual tener un leve sangrado y enrojecimiento en la saliva, por lo que es recomendable seguir una dieta blanda o líquida, aun así debe evitarse el uso de pajitas, comer alimentos duros o enjuagarse la boca.
Además, en las 48 horas tras la intervención una de las molestias principales es la hinchazón, el grado de este depende de cada paciente y es frecuente que aparezca alrededor de la boca, mandíbulas, mejillas y debajo de los ojos. La hinchazón se puede reducir utilizando compresas de hielo.
Tras la cirugía, algunos pacientes pueden notar hematomas alrededor de la zona dónde se realizó la biopsia. Esto es normal en el postoperatorio y suele desaparecer por completo en una semana aproximadamente.
Como siempre, te animamos a seguir las recomendaciones de un especialista gastroenterólogo para que puedas tener una recuperación rápida, así como recibir un tratamiento adecuado en función de los resultados de la prueba.