Ser padres es una de las cosas más bonitas que existen y que provoca unas sensaciones inigualables. Sin embargo, a pesar de lo hermoso que es, en ocasiones pueden aparecer complicaciones que dan lugar a momentos duros y situaciones que enfrentar y superar. Se trata de la pérdida del bebé, que ha dado lugar a dos conceptos: los bebés estrella y bebés arcoíris. ¿Los conoces? Pero ¿qué quiere decir cada uno y en qué se diferencian? En este artículo te explicamos las diferencias entre ambos términos y te contamos cómo es posible superar la pérdida de un bebé.
Ambos conceptos tienen en común la pérdida de un hijo, una situación muy dolorosa que a veces conlleva una incomprensión por parte de la sociedad, ya que el bebé puede no haber llegado a nacer, lo cual puede dar la sensación de que no es “real”. Sin embargo, para los padres no es visto así, ya que han vivido todo el proceso del embarazo.
Se denomina bebé estrella a aquel que muere durante un embarazo que no llegó a buen término. Se le denomina de esta forma puesto que, aunque nunca nació, siempre acompañará a los padres de una forma u otra, como una estrella en el cielo, que estará siempre con ellos aunque no esté físicamente presente.
Por su parte, el bebé arcoíris es aquel que nace sano después de la pérdida de un hijo anterior. Supone un momento de felicidad e ilusión para los padres después de haber sufrido una gran pérdida. Se les denomina de esta forma ya que son como un arcoíris, que aparece cuando sale el sol en un día lluvioso: aportan luz y color a la vida tras un suceso tan doloroso.
Es habitual que las personas que sufren la pérdida de un hijo antes de su nacimiento se sientan incomprendidas y aisladas y puedan pensar que la gente de su alrededor no entiende ese dolor tan grande. El bebé no ha llegado a nacer, pero eso no quiere decir que los padres no hayan sentido que ese ser ya formaba parte de ellos.
El amor y la ilusión que siente una madre cuando sabe que hay vida en su vientre es comparable al que se tiene por un hijo que sí llega al mundo. El vínculo entre los padres y el hijo comienza desde el momento en que se descubre que la madre está embarazada. La ilusión de ser padres es compartida, y ambos pueden sufrir de igual forma la pérdida de ese ser querido.
En esos momentos, apoyarnos en nuestra familia, amigos y seres queridos es lo más importante, pues son ellos los que nos ayudarán a salir adelante. También el apoyo mutuo con nuestra pareja. Aunque el duelo y sus etapas supone un proceso difícil, es sano darse una segunda oportunidad pasado cierto tiempo y pensar que los niños que nacen después de una pérdida son capaces de lograr rehacer la vida de sus padres; no en vano se les llama bebés arcoíris.