Si tienes un negocio propio debes saber que existen ciertos gastos que puedes deducir en la declaración de la renta anual, para así reducir tu factura fiscal. A menudo, por desconocimiento, dejan de incluirse gastos que sí son deducibles. En este post te explicamos cómo puedes incluir los consumos de explotación y otros gastos en la declaración del IRPF de tu negocio.
Criterio para incluir un gasto como deducible
Los criterios que establece la Agencia Tributaria para incluir un gasto como deducible son los siguientes:
- Gastos que tienen que ver con la actividad económica de la empresa. A veces es complicado justificar estos gastos, por lo que, salvo casos concretos, es necesario justificarlos mediante recibos o facturas.
- Gastos registrados en los libros de inversiones y gastos del autónomo.
¿Qué son los consumos de explotación?
Los consumos de explotación incluyen todas las compras de mercancías, materias primas y/o auxiliares, así como demás adquisiciones corrientes de bienes efectuadas a terceros, como puede ser el combustible, material de oficina, envasas yelementos y conjuntos incorporables.
Dentro de este grupo, hay que diferenciar los bienes que se usan para la obtención del producto final (mercancías y materias primas), y los aprovisionamientos destinados a la producción o prestación de servicios.
En la compra de existencias se puede deducir el precio final pagado al proveedor. Además de esto hay que tener en cuenta la variación de existencias, que son las existencias no consumidas en el ejercicio y se pueden calcular con esta fórmula:
- Consumo de existencias = (existencias iniciales + compras) – existencias finales.
Si las existencias iniciales son superiores a las finales, se refleja como gasto del ejercicio. En caso contrario, se refleja como ingreso del ejercicio.
Otros consumos de explotación
En este apartado se tienen en cuenta otros consumos que no sean las mercancías o materias primas. Es decir, todos los bienes que se usan para el desarrollo de la actividad económica y que no tienen una vida útil de más de un año ni un valor de más de 300€. Es el caso de los envases, embalajes, repuestos o material de oficina, entre otros.
Hay que tener en cuenta que si son bienes que se incorporan al producto final se deben poner en el punto anterior. En este aspecto, a diferencia del anterior, solo se refleja lo consumido en el ejercicio.
Otros gastos deducibles
- Sueldos, salarios y otros gastos de personal. Todos los gastos relacionados con los trabajadores, como sueldos, dietas, pagas extraordinarias, gastos de viajes, premios, indeminizaciones y retribuciones en especie son gastos deducibles. También lo son los gastos de indemnizaciones por rescisiones de contrato, formaciones, seguros por accidentes, obsequios realizados en favor del personal y contribuciones a planes de pensiones o de previsión social empresarial.
- Seguridad Social. Las cotizaciones de los trabajadores, tal como la del propio autónomo.
- Aportaciones a mutualidades de previsión social. El 50% de la aportación como contingencias comunes, es deducible desde 2015.
- Arrendamientos y cánones. Aquí entran gastos como el alquiler, cánones, gastos de asistencia técnica, cuotas de leasing (arrendamiento financiero) que no tengan por objeto terrenos, solares u otros activos no amortizables.
- Reparaciones y conservación. Gastos de mantenimiento, repuestos y adaptación de bienes materiales, excepto los gastos que supongan una mejora, ya que se considera una inversión amortizable en varios años.
- Servicios profesionales independientes. Servicios que puede necesitar la empresa que no tiene nada que ver con el servicio prestado, como abogados, economistas, auditores y notarios, entre otros.
- Otros servicios. Como el suministro de agua, electricidad, telefonía y gastos de oficina, o servicios bancarios y publicidad, entre otros.
- Impuestos y tributos fiscalmente deducibles. Como el IAE, el IBI u otros tributos no estatales; así como otros recargos, tasas y contribuciones estatales.
- Gastos financieros. Pueden ser intereses de los préstamos y créditos, los gastos de gestión por descuento de efectos comerciales, intereses de demora con Hacienda o los recargos por aplazamiento de pago de deudas.
- Amortizaciones. Aquí entra la cuantía del deterioro del inmovilizado material afectado por la actividad.
Como has visto, existen numerosos gastos que puedes deducir en tu declaración de la renta si eres trabajador por cuenta propia, como los consumos de explotación o los salarios de los trabajadores de la empresa.